lunes, 18 de enero de 2010

Escrito en hospital

Me acerco entre dolores y quejidos a la ventana
saco mi mano,
el viento pasa, y no se queda con mis solitarios dedos.
miro hacia abajo
veo cabezas diminutas, con cuerpos diminutos, acarreando bolsas diminutas.
Salen y entran al templo del consumismo,
se agrupan y esperan su turno, para comulgar las hostias hechas de carne frita.
lloro de pena y de asco.
Pienso
"He soportado el dolor y he soportado el encierro,
podría sacar la mano por la ventana y soportar no sentir

ni viento, ni lluvia, ni frió, ni calor...Pero me cuesta tanto
soportar el horror de ver tantas cabezas vacías en tantos cuerpos vacíos
salir con tantas bolsas vacías, sintiéndose plenas."